martes, 29 de enero de 2008

Todavía Pichuco

Dónde estás,

arcángel melancólico del tango ?

Qué cofradía de vereda y luna se mofó de tu nostalgia ?

Buenos Aires, la eterna, se asoma a tu silencio

y entra a junar despacio :

Una fuga de esquinas.

Un arrabal sin sueños.

Un idioma distinto.

Y una ausencia.

Una ausencia tremenda

que nos colgó de prepo la pausa de tu fuelle.

Y este rezar a solas

cada vez que los surcos de un disco te rescatan.

De noche, por Corrientes,

todavía te nombran los curdas de otro tiempo.

Te están pensando en vino, todavía.

Y vos andás de estrellas

por una marquesina de cielos trasnochados.

A quien contarle ahora

el güay de tu epopeya desvelada,

si el adoquín se nos volvió futuro

y el alba es como un náufrago sin vos ?

Morirse es una cosa que no admite gambetas.

Pero tu yeite enorme se la chantó al destino :

Están, Aníbal Troilo. Y era cierto,

vos nunca te espiraste de tu barrio.

A despecho de jeans y mocasines.

Aunque los tiempos cambien.

Mientras no muera el tango.

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